Este post contiene Versículos de la Biblia que hablan sobre La Adoración a Dios. Textos Bíblicos de Nueva Versión Internacional NVI.
Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. (Juan 4:24)
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!. (Job 1:21)
El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido. (Salmos 51:17)
Se acordarán del Señor y se volverán a él todos los confines de la tierra; ante él se postrarán todas las familias de las naciones, porque del Señor es el reino; él gobierna sobre las naciones. (Salmos 22:27-28)
Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta. (Salmos 63:1)
Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser. Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. (Salmos 42:1-2)
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. (Salmos 46:1)
Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se inclinaban a la entrada de su carpa y adoraban al Señor. (Éxodo 33:10)
Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza. (Salmos 71:8)
¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios. (2 Samuel 7:22)
En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. (Salmos 102:25)
Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración. (Job 1:20)
Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso. (Salmos 29:2)
¡Grande es el Señor y digno de alabanza, más temible que todos los dioses! Todos los dioses de las naciones no son nada, pero el Señor ha creado los cielos. El esplendor y la majestad son sus heraldos; hay poder y belleza en su santuario. (Salmos 96:4-6)
Cada año Elcaná salía de su pueblo para adorar al Señor Todopoderoso y ofrecerle sacrificios en Siló, donde Ofni y Finés, los dos hijos de Elí, oficiaban como sacerdotes del Señor. (1 Samuel 1:3)
¡Solo tú eres el Señor! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas. Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!. (Nehemías 9:6)
Porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios!. (Salmos 86:10)
En el principio, oh Señor, tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. (Hebreos 1:10)
Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios. (Mateo 14:33)
Alaben al Señor, todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad. (Salmos 103:21)
Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría. (Lucas 24:52)
Toda la tierra se postra en tu presencia, y te cantan salmos; cantan salmos a tu nombre. (Salmos 66:4)
Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. (Salmos 95:6)
¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? preguntaron. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo. (Mateo 2:2)
Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”. (Lucas 4:8)
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaba, alma mía, al Señor. Alabaré al Señor toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios. (Salmos 146:1-2)
Los veinticuatro ancianos se postraban ante él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y deponían sus coronas delante del trono exclamando: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas. (Apocalipsis 4:10-11)
Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán. Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. (Salmos 63:3-4)
Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios. (Daniel 4:37)
Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. (Salmos 9:1)
¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!. (Salmos 18:1-2)
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación. Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector. ¡Jamás habré de caer!. (Salmos 62:1-2)
Te exaltaré, mi Dios y Rey; por siempre bendeciré tu nombre. Todos los días te bendeciré; por siempre alabaré tu nombre. Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable. (Salmos 145:1-3)
Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. (Salmos 136:1)
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber. (Salmos 19:1-2)