Este Post contiene Versículos de la Biblia que hablan sobre La Fiabilidad de Dios. Textos Bíblicos de Nueva Versión Internacional NVI.
Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo. (Deuteronomio 32:4)
Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir. (1 Corintios 10:13)
Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!. (1 Samuel 2:2)
¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre!. (1 Crónicas 16:34)
El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. (Salmos 18:30)
Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. (Isaías 25:1)
Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra. (Salmos 103:17-18)
Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. (1 Corintios 1:9)
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!. (Lamentaciones 3:22-23)
Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno. (2 Tesalonicenses 3:3)
Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos. El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas. Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal. (Salmos 19:8-10)
Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?. (Números 23:19)
Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos. (Deuteronomio 7:9)
Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. (Salmos 37:28)
El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. (Salmos 145:18)
Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados. (Malaquías 3:6)
Tú no los abandonaste en el desierto porque eres muy compasivo. Jamás se apartó de ellos la columna de nube que los guiaba de día por el camino; ni dejó de alumbrarlos la columna de fuego que de noche les mostraba por dónde ir. (Nehemías 9:19)
La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre. (Isaías 40:8)
Porque el Señor tu Dios es un Dios compasivo, que no te abandonará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que mediante juramento hizo con tus antepasados. (Deuteronomio 4:31)
Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios clemente y compasivo. (Nehemías 9:31)
Así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. (Isaías 55:11)
No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. (Juan 14:18)
Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. (Hebreos 10:23)
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán. (Mateo 24:35)
Me acordaré del pacto que he establecido con ustedes y con todos los seres vivientes. Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales. Cada vez que aparezca el arco iris entre las nubes, yo lo veré y me acordaré del pacto que establecí para siempre con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra. (Génesis 9:15-16)
Y dijo: Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. (1 Reyes 8:23)
Así pues, los que sufren según la voluntad de Dios, entréguense a su fiel creador y sigan practicando el bien. (1 Pedro 4:19)
Por lo tanto, adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Mis palabras se cumplirán sin retraso: yo cumpliré con lo que digo. Lo afirma el Señor omnipotente”. (Ezequiel 12:28)
Justos son los estatutos que has ordenado, y muy dignos de confianza. (Salmos 119:138)
En cuanto a mí -dice el Señor-, este es mi pacto con ellos: Mi Espíritu que está sobre ti, y mis palabras que he puesto en tus labios, no se apartarán más de ti, ni de tus hijos ni de sus descendientes, desde ahora y para siempre -dice el Señor-. (Isaías 59:21)
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. (Salmos 145:17)
Este mensaje es digno de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él; si resistimos, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará; si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo. (2 Timoteo 2:11-13)
Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre. (Salmos 55:22)
Mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho. (1 Samuel 3:19)
El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos. (Salmos 97:10)
Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre. (Salmos 100:5)
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. (Hebreos 13:8)
Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!. (Salmos 91:3-4)
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión. Te daré como dote mi fidelidad, y entonces conocerás al Señor. (Oseas 2:19-20)
No escondo tu justicia en mi corazón, sino que proclamo tu fidelidad y tu salvación. No oculto en la gran asamblea tu gran amor y tu verdad. (Salmos 40:10)
Así dice la Escritura: Todo el que confíe en él no será jamás defraudado. (Romanos 10:11)
Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes. (Salmos 36:5)
¡Bendito sea el Señor, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha dejado de cumplir ni una sola de las gratas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés. (1 Reyes 8:56)
Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu amor; por todas las generaciones proclamará mi boca tu fidelidad. (Salmos 89:1)
Y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra. (Josué 21:45)
Tu fidelidad permanece para siempre; estableciste la tierra, y quedó firme. (Salmos 119:90)
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará. (Deuteronomio 31:6)
La palabra del Señor es justa; fieles son todas sus obras. (Salmos 33:4)
La justicia será el cinto de sus lomos y la fidelidad el ceñidor de su cintura. (Isaías 11:5)
En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. (Salmos 9:10)
Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!. (Génesis 12:2-3)
Señor, yo sé que tus juicios son justos, y que con justa razón me afliges. (Salmos 119:75)
Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia». Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido. (Hebreos 6:13-15)
Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión. Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento. Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. (Hebreos 6:16-18)