52 Versículos de la Biblia sobre Jesús en el Antiguo Testamento

Versículos Bíblicos sobre El Mesias en el Antiguo Testamento

Versículos que Anuncian la Primera Venida de Cristo

Este post contiene Versículos de la Biblia que hablan sobre Jesús en el Antiguo Testamento, veremos cómo la revelación de su amor y su plan de salvación se extiende a lo largo de toda la Escritura. A través de los versículos bíblicos, podemos ver cómo Jesús se revela en los personajes, los eventos y las profecías del Antiguo Testamento, preparando el camino para su venida y cumplimiento en el Nuevo Testamento. Aquí encontrarás una selección de versículos que te invitarán a profundizar en la comprensión del plan eterno de Dios para la humanidad a través de la persona de Jesucristo.

Versículos de Jesús en el Antiguo Testamento

Isaías 7:14

El Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel. (Isaías 7:14)

Isaías 11:1

Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. (Isaías 11:1)

Isaías 11:2

El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor. (Isaías 11:2)

Salmos 45:2

Tú eres el más apuesto de los hombres; tus labios son fuente de elocuencia, ya que Dios te ha bendecido para siempre. (Salmos 45:2)

Génesis 3:15

Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón. (Génesis 3:15)

Isaías 53:4

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. (Isaías 53:4)

Isaías 53:5

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. (Isaías 53:5)

Isaías 53:6

Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. (Isaías 53:6)

Oseas 11:1

Desde que Israel era niño, yo lo amé; de Egipto llamé a mi hijo. (Oseas 11:1)

Isaías 61:1

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros. (Isaías 61:1)

Deuteronomio 18:15

El Señor tu Dios levantará de entre tus hermanos un profeta como yo. A él sí lo escucharás. (Deuteronomio 18:15)

Jeremías 23:5

Vienen días -afirma el Señor-,en que de la simiente de David haré surgir un vástago justo; él reinará con sabiduría en el país, y practicará el derecho y la justicia. (Jeremías 23:5)

Miqueas 5:2

Pero de ti, Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales. (Miqueas 5:2)

Génesis 12:3

Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!. (Génesis 12:3)

Isaías 42:1

Este es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu, y llevará justicia a las naciones. (Isaías 42:1)

Versículos del Antiguo Testamento que hablan de Jesús

Isaías 25:8

Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho. (Isaías 25:8)

Jeremías 33:15

En aquellos días, y en aquel tiempo, haré que brote de David un renuevo justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país. (Jeremías 33:15)

Isaías 42:6

Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones. (Isaías 42:6)

Salmos 2:2

Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su ungido. (Salmos 2:2)

Isaías 11:10

En aquel día se alzará la raíz de Isaí como estandarte de los pueblos; hacia él correrán las naciones, y glorioso será el lugar donde repose. (Isaías 11:10)

Malaquías 3:1

El Señor Todopoderoso responde: «Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen». (Malaquías 3:1)

Isaías 53:7

Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca. (Isaías 53:7)

Salmos 22:18

Se reparten entre ellos mis vestidos y sobre mi ropa echan suertes. (Salmos 22:18)

Salmos 110:1

Así dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies». (Salmos 110:1)

Salmos 118:22

La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular. (Salmos 118:22)

Génesis 22:7-8

Isaac le dijo a Abraham: —¡Padre!—Dime, hijo mío. —Aquí tenemos el fuego y la leña —continuó Isaac—; pero ¿dónde está el cordero para el holocausto? El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios —le respondió Abraham. (Génesis 22:7-8)

Salmos 132:11

El Señor le ha hecho a David un firme juramento que no revocará: A uno de tus propios descendientes lo pondré en tu trono. (Salmos 132:11)

Isaías 9:2

El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido. (Isaías 9:2)

Salmos 78:2

Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño. (Salmos 78:2)

Isaías 62:11

He aquí lo que el Señor ha proclamado hasta los confines de la tierra: Digan a la hija de Sión: “¡Ahí viene tu Salvador! Trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”. (Isaías 62:11)

Daniel 2:44

En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos. (Daniel 2:44)

Zacarías 9:9

¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna. (Zacarías 9:9)

Isaías 53:11

Después de su sufrimiento, verá la luz y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos. (Isaías 53:11)

Isaías 53:12

Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes, y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores. (Isaías 53:12)

Génesis 16:7-10

Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor y le preguntó: Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas? Estoy huyendo de mi dueña Saray respondió ella. Vuelve junto a ella y sométete a su autoridad —le dijo el ángel—. De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrá contar. (Génesis 16:7-10)

Génesis 32:26-28

Entonces el hombre le dijo:—¡Suéltame, que ya está por amanecer! ¡No te soltaré hasta que me bendigas! respondió Jacob. ¿Cómo te llamas? le preguntó el hombre. Me llamo Jacob respondió. Entonces el hombre le dijo: Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. (Génesis 32:26-28)

Génesis 32:29-30

Y tú, ¿cómo te llamas? le preguntó Jacob. ¿Por qué preguntas cómo me llamo? le respondió el hombre. Y en ese mismo lugar lo bendijo. Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida». (Génesis 32:29-30)

Isaías 9:6

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. (Isaías 9:6)

Isaías 50:6

Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro. (Isaías 50:6)

Jueces 2:1-3

El ángel del Señor subió de Guilgal a Boquín y dijo: «Yo los saqué a ustedes de Egipto y los hice entrar en la tierra que juré darles a sus antepasados. Dije: “Nunca quebrantaré mi pacto con ustedes; ustedes, por su parte, no harán ningún pacto con la gente de esta tierra, sino que derribarán sus altares”. ¡Pero me han desobedecido! ¿Por qué han actuado así? Pues quiero que sepan que no expulsaré de la presencia de ustedes a esa gente; ellos les harán la vida imposible, y sus dioses les serán una trampa». (Jueces 2:1-3)

Génesis 22:11-12

Pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo: ¡Abraham! ¡Abraham! Aquí estoy respondió. No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño -le dijo el ángel-. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo. (Génesis 22:11-12)

Génesis 22:15-18

El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, y le dijo: Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo -afirma el Señor- que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia. (Génesis 22:15-18)

Daniel 7:27

Entonces se dará a los santos, que son el pueblo del Altísimo, la majestad y el poder y la grandeza de los reinos. Su reino será un reino eterno, y lo adorarán y obedecerán todos los gobernantes de la tierra. (Daniel 7:27)

Jueces 13:3-5

Pero el ángel del Señor se le apareció a ella y le dijo: «Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo. Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni tampoco comas nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza, porque el niño va a ser nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos». (Jueces 13:3-5)

Oseas 3:5

Pero después los israelitas buscarán nuevamente al Señor su Dios, y a David su rey. En los últimos días acudirán con temor reverente al Señor y a sus bondades. (Oseas 3:5)

Jueces 6:12-14

Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: ¡El Señor está contigo, guerrero valiente! Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián! El Señor lo encaró y le dijo: Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía. (Jueces 6:12-14)

Éxodo 3:2-6

Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza». Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: ¡Moisés, Moisés! Aquí me tienes -respondió. No te acerques más -le dijo Dios-. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios. (Éxodo 3:2-6)

1 Reyes 19:7-8

El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje». Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios. (1 Reyes 19:7-8)

2 Reyes 19:35

Esa misma noche el ángel del Señor salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, ¡allí estaban tendidos todos los cadáveres!. (2 Reyes 19:35)

Isaías 35:4

Digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos». (Isaías 35:4)

Salmos 22:16-18

Como perros de presa, me han rodeado; me ha cercado una banda de malvados; me han traspasado las manos y los pies. Puedo contar todos mis huesos; con satisfacción perversa la gente se detiene a mirarme. Se reparten entre ellos mis vestidos y sobre mi ropa echan suertes. (Salmos 22:16-18)

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