Este Post contiene Versículos de la Biblia que hablan sobre El Miedo. Textos Bíblicos de Nueva Versión Internacional NVI.
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
En aquel tiempo le ordené a Josué: “Con tus propios ojos has visto todo lo que el Señor, el Dios de ustedes, ha hecho con esos dos reyes. Y lo mismo hará con todos los reinos por donde vas a pasar. No les tengas miedo, que el Señor tu Dios pelea por ti”. (Deuteronomio 3:21-22)
Entonces me dijo: No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aquí. (Daniel 10:12)
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará. (Deuteronomio 31:6)
El hombre contestó: Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. (Génesis 3:10)
Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya estos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo. (Juan 9:22)
Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios. (Éxodo 3:6)
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. (Josué 1:9)
Pero el Señor le dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque voy a entregar en tus manos a Og con su ejército y su territorio. Harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey de los amorreos que vivía en Hesbón». (Números 21:34)
Después llegó el que había recibido solo mil monedas. “Señor -explicó-, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo”. (Mateo 25:24-25)
Digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos». (Isaías 35:4)
Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado. (Ezequiel 2:6)
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. (Juan 14:27)
Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios insistieron los judíos. Al oír esto, Pilato se atemorizó aún más, así que entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó nada. (Juan 19:7-9)
Temblorosas y desconcertadas, las mujeres salieron huyendo del sepulcro. No dijeron nada a nadie, porque tenían miedo. (Marcos 16:8)
Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. (Salmos 34:4)
El ángel del Señor le ordenó a Elías: «Baja con él; no le tengas miedo». Así que Elías se levantó y bajó con el oficial para ver al rey. (2 Reyes 1:15)
Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?. (Salmos 56:3-4)
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. (Salmos 23:4)
Llegaron adonde estaba Jesús y, cuando vieron al que había estado poseído por la legión de demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo. (Marcos 5:15)
Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma! —gritaron de miedo. (Mateo 14:26)
Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús se les adelantó. Los discípulos estaban asombrados, y los otros que venían detrás tenían miedo. De nuevo tomó aparte a los doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder. (Marcos 10:32)
Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle: Yo no me estaba riendo. Pero el Señor le replicó: Sí te reíste. (Génesis 18:15)
Así dice el Señor, el que te hizo, el que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido. (Isaías 44:2)
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (1 Pedro 5:7)
Señor, si eres tú -respondió Pedro-, mándame que vaya a ti sobre el agua. Ven dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ¡Señor, sálvame!. (Mateo 14:28-30)
Los que temen al Señor, confíen en él; él es su ayuda y su escudo. (Salmos 115:11)
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?. (Salmos 27:1)
Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado. (Proverbios 29:25)
Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. (Salmos 34:4)
Sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor. (1 Juan 4:18)
Digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos». (Isaías 35:4)
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. (Salmos 46:1-2)
Así que podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?. (Hebreos 13:6)